Hablamos con Santiago Motorizado, en las vísperas de su fecha presentación de la música de Okupas en el Teatro Coliseo del pasado viernes 29 de octubre. Pero si bien difundimos un hecho pasado, el presente y futuro tanto de Santiago como de sus canciones, son inmensos. Desde una prosa directa y honesta en sus líricas, pasando por un punto de vista acertadísimo sobre el hoy día, hasta lo que se viene en sus proyectos y colaboraciones. Una nota que, desde Rompiendo Cadenas, hace mucho que queríamos hacer. Esto es lo que tiene para decir…
– ¿Cuáles son tus expectativas para esta fecha del 29 en el Teatro Coliseo? ¿Cómo venís transitando estas fechas de presentaciones en solitario?
Muchas. Mucha ansiedad. Va a ser una noche única, con muchas sorpresas e invitados. Única e irrepetible de verdad porque obviamente no vamos a poder tener a estos invitados de lujo de vuelta. Toda esta puesta que estamos armando de ir variando de bandas para tener diferentes ritmos. Esta cosa heterogénea que tiene el álbum de llevarlo al vivo es un desafío grande que lo vamos a poner de esta manera el viernes y en la gira va a ser más adaptada con la producción que tengamos en los diferentes lugares.
– ¿Cómo surgió la cooperación y creación de las canciones para Okupas y el lanzamiento de «Unas Vacaciones Raras»? ¿Cuáles son tus sentimientos hacia esa serie?
Todo nació por la invitación de Bruno. Él, primero, quería utilizar siete canciones de El Mató, a la que le agregamos una nueva, «La Otra Ciudad», y esas canciones conformaron «Unas Vacaciones Raras», que son justamente los temas de El Mató que formaron parte de Okupas. Y por otro lado salió, recién recién, «Canciones Sobre Una Casa, Cuatro Amigos y Un Perro», que son las canciones que hice yo en solitario para completar toda la otra música de Okupas, que fueron cerca de 45 escenas que tuve que musicalizar. De esas elegí 19 que son las más representativas y son parte de este álbum. Fue un trabajo de casi un año en tándem con Bruno Stagnaro, creador de la serie. Yo le mandaba las canciones, él las empalmaba con las escenas y me daba el visto bueno y así seguíamos.
Respecto a mis sentimientos con la serie, yo soy muy fan, la vi cuando salió en el año 2000, vi las repeticiones, incluso las grabé (risas) en VHS. Esos VHS los gasté y los vi una y otra vez. Siempre que me cruzaba con algún amigo o amiga que no habían visto Okupas, era una oportunidad genial para una maratón y poder revivir Okupas junto a un nuevo espectador, y eso me acompañó en muchos años de mi vida.
– ¿Cómo viviste esa creación tanto visual como compositivamente musical hablando para «La Otra Ciudad» con la participación del mítico Negro Pablo?
«La Otra Ciudad» nació en ese trabajo que estaba haciendo en solitario. Estaba componiendo una música incidental que es la introducción de La Otra Ciudad, ese clima de pianos y cuerdas que van generando una tensión fuerte, eso lo estaba haciendo antes. Y me surgió la idea decir: «esto estaría bueno que sea la introducción». La escena donde está esa música se va con los créditos y me pareció una buena idea de una canción que se vaya con ellos. Le mostré la propuesta a Bruno porque no estaba en los planes originales y ahí convoqué de vuelta a los chicos de El Mató. Eso que había compuesto era muy de la banda y me pareció una buena idea grabarla con ellas. Fue una canción nueva que formó parte de «Unas Vacaciones Raras». Hacer el video con Dante Mastropiero, el Negro Pablo, fue un sueño. Le dimos como una vida a un nuevo plus a su historia, lo cual fue muy divertido, él es un genio total, una persona muy cariñosa y muy profesional, todo consensuado con Bruno, que le pedí permiso y se re copó, que nos ayudó a editarlo, fue un proceso que me gustó mucho.
– Hace poco estuviste participando en el nuevo EP de Malena Villa, ¿cómo se dio esa colaboración? ¿De qué manera afrontás las colaboraciones con otrxs artistas?
Bueno, Male me escribió para ver si quería formar parte de su nuevo proyecto. Me pasó la canción y me encantó. Me dio libertad para que yo use las palabras que quiera, pero igual mantuve la esencia de la canción. Me gustó cantar y el registro en el que quedó mi voz. A Male la conozco de cruzarnos en casa de amigos algunas veces y fue muy lindo compartir esto con ella. Nunca habíamos tenido la chance de grabar juntos pero me encantó la propuesta y le dimos para adelante.
– Hablando un poco de «La Síntesis O’Konor» del 2017, ¿esperaban tanto apoyo y repercusión con canciones como «El Tesoro» o «La Noche Eterna»? ¿Y en cuanto a «La Otra Dimensión»?
Uno no espera mucho, a ver, siempre se espera lo mejor. Pero en nuestro caso no tenemos tanta expectativa latente o tener la pulsión enloquecida de ver esa reacción. Si ponemos nuestra energía en hacer todo lo posible y poner nuestro espíritu competitivo pero con nuestra propia discografía, tratar de ir mejorando y explorando caminos nuevos. Estamos muy contentos con el resultado, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo de trabajo y experimentar con nuevos lugares. Ese resultado final nos hizo sentir el triunfo que habíamos proyectado. Y después todo lo que venía, uno nunca sabe y la repercusión fue incréible, mucho más de lo que esperábamos e incluso soñábamos. Uno puede esperar algo y después está fantasear, y eso tiene límites pero uno también se pone los propios. Dejamos que la situación nos sorprenda, produjo un cambio grande en la banda, nos invitaron de nuevos lugares, más gente en los shows y eso nos genera mucho placer obviamente.
– ¿De qué manera te impactó esta época pandémica y cómo creés que chocó a la cultura?
Nos golpeó muy fuerte. En el plano de lo cultural, esta cosa de que no pudieran haber reuniones masivas obviamente fue muy fuerte. A nivel musical, los músicos tenemos esa ventaja de dos facetas, el vivo y las grabaciones, reproducciones, venta de discos, etc. Eso se puede mantener pero lo otro queda trunco a la hora de presentar una nueva etapa musical al no poder llevarlas al vivo, pero tenemos esa ventaja que no tuvieron los trabajadores de cine o teatro por poner un ejemplo. Es mucho más complejo, ¿no? La verdad que también sirvió para reflexionar muchas cosas. Los que tuvimos el privilegio de poder esperar y aguantar este momento de menos trabajo, y ojalá sirva en el futuro para acomodar las desigualdades que vive el país, el continente, el mundo, y como se afrontan estas crisis donde siempre los que menos tienen pagan y son los primeros en ser olvidados. Esa es una reflexión que tenemos muy al alcance de nuestra mente y es una ecuación muy fácil de visualizar pero así y todo, los gobiernos no parecen atenderla. Por lo menos con la importancia que merece la situación.
– ¿Qué recordás de las épocas del inició de El Mató? ¿Cuáles pros y contras le ves a los cambios en cuanto a la difusión y las redes sociales comparado a esos tiempos?
Las redes sociales tienen una doble cara. Es indudable que nosotros al vivir otra etapa, haber arrancado sin eso. Por lo menos con el primer prototipo de redes al menos, como Fotolog, Myspace, el mp3 recién arrancaba con esta cosa de la música online, no había plataformas de difusión de la música. Recién con Myspace comenzaba un poco. Me acuerdo de Purevolume también, y más adelante con Bandcamp. Pero después con la llegada de las plataformas y la unificación de ciertos espacios más populares o masivos como Spotify, Youtube y eso, fue cambiando la dinámica del sentido. Es indudable la facilidad que nos brinda Internet a la hora de comunicarnos, la época de la distribución musical a mano era muy compleja. Tenía otras cosas a favor, que tiene que ver con la experiencia, como ir a una disquería, cruzarse con alguien y que salga un intercambio, charla de discos, etc. Cosas que no hay que minimizarlas ante la facilidad, porque caemos rápidamente en quedarnos en ese punto de lo fácil que es hacerlo mediante internet con un mundo detrás que es el salir de nuestras casas y abrazar esa experiencia. Lo mismo también en función con los conciertos, la información, es mucho más fácil twittear y usar Facebook o Instagram que salir por otros lados como pegar afiches y hacer otro tipo de comunicación. Pero igualmente, esta especie de lugar común que hacen las redes sociales e Internet, es una cosa un poco más cerrada. Porque por más que en las redes tenemos una libertad para expresarnos y hacer lo que querramos, una libertad limitada claramente, no es 100% libre. También estamos encerrados en la lógica de cada red social con sus límites a nivel diseño, visual, dinámico con esto del algoritmo que siempre varía a la hora de tenerte en cuenta con difundir tu posteo y eso. Entonces, lentamente, esa herramienta bondadosa que todo lo facilitaba, empieza a encajonarse y meterse en un lugar donde todos los artistas tenemos que repetir pequeños rituales que se van haciendo uniformes. Desde el más popular como Justin Bieber hasta el que recién arranca, todos tenemos que seguir estas lógicas dentro del algoritmo y la verdad que eso hace que esto se vuelva más chato, porque la comunicación de la banda es muy importante y es parte del arte de la misma. Más allá que después en una canción cada uno haga lo que quiera, es todo un universo. Como nos comunicamos, qué decimos, los textos… y las redes sociales nos llevan a un camino uniforme, estrecho, chato, superficial y la verdad que eso lo veo con horror. Tengo la esperanza que sea un momento de entenderlo para después poder sortearlo pero hay una inteligencia artificial ahí que comanda que ya no sé si se puede sortear. Es algo para analizar extensamente y algo que me apasiona. Es algo que uso, me puedo quejar pero las sigo usando, las veo necesarias, pero lentamente voy llegando a la conclusión que es un mal necesario, no un bien.
– ¿Cuáles son tus planes para el resto del año?
Toda la concentración puesta en la fecha del 29. Va a ser única e irrepetible como te dije antes, los invitados van a estar solamente esta noche y la puesta de la banda será solo para esta oportunidad. Para lo que queda del año, nos quedan un par de fechas, invitaciones también a este formato con Santiago Motorizado en solitario, pero también tenemos ganas de volver con El Mató, creo que están dadas las condiciones para poder ofrecer una especie de ceremonia / fiesta. Similar, no sé igual, pero sí similar a lo que vivíamos antes de la pandemia, pero sé que nos juntaremos y será un gran momento.