Tres locales, tres sueños, tres delirios

conociendo a makeawishVolvimos con todo a esta sección para contarles el otro lado de la vida de los músicos argentinos. En esta nueva etapa de “Conociendo A…”, les traemos a Make A Wish, la marca de ropa de Julio Yrigoyen, cantante de Coralies, y toda la data de sus locales en la galería Bond Street, como Barbería 1051, Make A Wish Store y Breakdown Store. Pasen y vean…

RC: Hace más de 10 años que trabajás en la Bond, ¿cómo nació todo esto?

Julio: Hace 12 la verdad, caímos a la galería con la familia y empezamos en el puesto, donde entrás por Rodriguez Peña. Siempre mi familia se manejó con el rock y la indumentaria del mismo. Luego nació Breakdown hace ya 9 años. La idea surgió cuando tenía 16 años, como una versión 2 de Cuarta Dimensión, otro local. Toda la primera movida de la emo scene con bandas como Underoath o My Chemical Romance, mientras iban llegando más movidas al país. Porque cuando empezamos internet era otra cosa con myspace o purevolume. Luego el principio de Alesana o Bring Me The Horizon, fue el nacimiento de Breakdown, donde surgió el avocarnos completamente a esos géneros aunque últimamente cubrimos todo lo que sea música pesada con nuestras remeras. Y luego en 2014 nació Make A Wish, lo que sería mi primera marca de ropa. Empecé a interiorizarme en otro tipo de cultura esotérica en base a la meditación, los chakras, el tarot, libros budistas, el libro de los muertos que es hinduista, etc. Cuando uno es más chico y empieza ese cambio de adolescente a post adolescente tirando al adulto, empiezan a surgir preguntas. MAW nació para plasmar todo eso que estaba conociendo, cosas sin límites. Por eso nacieron las remeras de las cartas del tarot por ejemplo, como The Lovers o The Devil que ya vienen dando vueltas hace años. Esta marca surgió para mostrar algo diferente. Eran tiempos en los que la moda de la Bond Street estaba medio muerta. Y más que nada algo que me identifique a mí también. Es como enfocar en otro mensaje que no sea solo por la ropa. En parte también es para que sea “la marca que tu mamá no quiere que uses”, como rebeldía a lo constituido. Además, muchos compran la remera de “The Devil” porque piensan que es onda satánica, cuando es todo lo contrario (risas).

RC: ¿Y el nacimiento del nombre?

Julio: Estaba entre “Wish Me Luck” o “Make A Wish”, terminé optando por el último porque, además de ser más ganchero, es como la utopía, el deseo que necesitabas que creías que era imposible y lo tenés enfrente. Un rendimiento (sic) al BlackCult también. Uno de mis deseos es vestir a Architects cuando vengan otra vez (risas). Además la marca está creciendo mucho, hace poco (Roberto) Pettinato posó con una de nuestras remeras, o la gente de Massacre o varios youtubers como Magnus Mefisto, termina amalgamando las distintas culturas, aunque a todos los una esto de estar en contra de lo establecido.

RC: También entraste en 1977 Tattoo…

Julio: 1977 no es mío, es de Yasser, guitarrista de Shaila con quien comparto muchas cosas. Luego de una reinventada del local, nos juntamos para invertir juntos. Me ofrecío arrancar con esta sociedad que crece día a día. Metimos dos pibes que hacen más que nada black work y realismo, los dos excelentes. Matías Kavu y Orlando respectivamente. Los tatuajes hoy en día pueden representar muchas cosas, desde un punto de vista estético o cosas que te identifiquen. 1977 2.0 nace con la virtud de mezclar ambas cosas, siempre al gusto del cliente. Buscamos ser diferentes, estar un paso al costado de todos los demás y darle su toque. Me hice cargo de este proyecto porque siento que representa lo que hago con Make A Wish.

RC: Y ahora, la barbería que es completamente tuyo.

Julio: Exacto, en Rodríguez Peña 1051, es un local masculino onda peluquería y retoque de barba, que además de contar con eso, va a hacer una barbería con productos naturales cruelty free, es decir, veganos. Es algo diferente y noté que hacía falta. Hay desde shampoo, crema de enjuague, distintos tipos de cosméticos, cera, aceites, esmaltes, es decir, los productos son unisex.

conociendo aRC: ¿Cómo vivís el laburar acá desde hace tanto tiempo?

Julio: Las cosas no están muy fáciles que digamos. Laburar en la Bond está buenísimo más allá del sentido de ser mi propio dueño y no cumplir horarios… aunque si, más de la 13 no puedo abrir (risas). No puedo decir que es algo con lo que soñé, pero no me arrepiento para nada. Estás en un lugar donde la mayoría de la gente tiene buena onda y cuenta con mucho amor al arte, lo que le da otro toque a las demás galerías del país, el sentido único de estar con gente que sentís que valora lo mismo que vos. Desde ir a fumarte un porro en el descanso hasta compartir comida con gente nueva, que cura un poco el estrés de estar acá y estar bastante encerrado. Últimamente me doy cuenta que no estamos en el momento de hace 10 años, ya que todo cayó un poco y no es tan punto de encuentro como antes, pero sigue viva. La economía no ayuda pero siempre nos adaptamos a los tiempos que corren. Se notó un cambio en lo que gastan los chicos más chicos también. Más allá de que no esté todo tan bien, y con tanta rockería que viene cerrando, la Bond Street sigue manteniendo ese toque y pionera de la moda en Argentina.

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