UN SILENCIO: «PERDER LO SUTIL SIN COMPRENDER EL ENFOQUE»

Un Silencio, la nueva película de Joachim Lafosse, con las actuaciones estelares de Daniel Auteuil y Emmanuelle Devos, aparece taciturna en un devenir de interpretaciones, suposiciones y misterios, en un drama lento y subliminal.

Es moneda corriente en Lafosse el entregar obras de camino apasible y sutil, que en las caracterizaciones se centran más que nada en la humanidad y cómo se corrompe, ya sea en el presente como en el pasado, para desgranar, en este caso, traumas familiares arraigados a secretos y escasa comunicación.
Las actuaciones de Auteuil y Devos son deslumbrantes como acostumbran, prácticamente, en toda su filmografía, pero es en el guión donde recae el peso y que termina dando pasos en falsos constantes al presentarse de forma cabizbaja con situaciones difíciles que en la química se va perdiendo con los demás actores y actrices, para desencadenar en lo predecible y en una monotonía que logra que se carezca de empatía hacia lo que sucede en pantalla.

Lafosse quiere expresar mucho en «Un Silencio» y en forma de autoboicot, termina haciendo agua al no poder concretar sus ideas de forma verosímil, recayendo en la performance de sus estrellas haciendo caso omiso hacia donde se dirige su guión. Cinematográficamente va juntando todos los recursos y requisitos para develar el gran giro que habita en la trama, con relaciones familiares caídas a pedazos, pulsiones macabras y maneras retorcidas de expresar «cariño».

En conclusión, «Un Silencio» queda a mitad de camino entre contradicciones y enfoques erróneos.

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