Persefone

Una de las sorpresas más agradables de este 2023 es la visita de PERSÉFONE a nuestro país. Versatilidad extrema de death metal progresivo con influencias melódicas y técnicas hechas canción, provenientes de Andorra, de la mano de HERESY METAL MEDIA, van a estar presentándose en el queridísimo UNICLUB este jueves 2 de marzo junto a los locales INORGANIC y CATACOMB en una noche de música oscura y catártica que será para recordar. Para ello, hablamos con Carlos Lozano Quintanilla, su guitarrista, para charlar sobre esta gira sudamericana, su presente, el gran disco «Metanoia» y mucho más…

RC: ¿Cómo se vienen preparando para este tour sudamericano? ¿Cuáles son sus expectativas?

Carlos: Para nosotros es muy importante poder ir allí. Lo más cerca que estuvimos de ahí fue en 2018 con la gira norteamericana. Girar es algo muy necesario y que nos encanta, el poder llevarle nuestra música a gente que nunca pudo vernos o que siquiera nos conoce. Compartimos la misma lengua y tenemos mucha cultura parecida, significa mucho para nosotros poder ir a tu país, a Chile, a toda Sudamérica y poder darlos la mejor versión de nuestra banda.
Sentimos que es un gran logro.
Nosotros al final no somos más que colegas tocando música, como cualquier otra parte del mundo, quizás tuvimos suerte en alguna medida con tantos fans pero ni siquiera quiero llamarlos fans. Somos todos colegas. Y el poder llegar a diferentes personas alrededor del planeta es algo increíble. Cuando vamos a estos sitios… no sabemos cuándo se va a terminar esto, quizás sea la última vez que giremos juntos, intentamos valorar como si fuese justamente la última vez.
Ser de Andorra es algo particular también…

RC: De paso, ¿cómo es el panorama musical de tu país? ¿Alguna banda a recomendar?

Carlos: Piensa que Andorra tiene una población muy pequeña y humilde, pero debo decir que de muy buen nivel también. Hay músicos muy buenos. Pero por ejemplo, Perséfone lleva 7 años sin tocar en Andorra. Por lo que no hay una escena como tal de metal, hay artistas por doquier pero no una escena. Hay grupos de funk y algún que otro grupo que hace música pesada, pero al final Andorra es un sitio donde nos conocemos todos. No hay un nicho propiamente dicho. Mucho el estilo musical no importa, se apoya mucho lo que nace de ahí y eso es algo muy lindo.

RC: El año pasado sacaron «Metanoia»… me llamó mucho la atención el contenido de las líricas y el crecimiento existencialista en la banda…

Carlos: Somos amigos haciendo música y envejeciendo juntos. Hubo álbumes que éramos jóvenes y teníamos pelo (risas). Muy impetuosos… Ahora algunos tienen hijos o pasan por determinados momentos en su vida, Perséfone es un plus. Todo muta y se transforma. Nos juntamos a hablar mucho entre nosotros, a reflexionar. La música es muy importante pero primero está nuestra amistad. Cuando enfrentemos algún nuevo tópico para un disco a lanzar, nos adentramos mucho en que englobe la situación y realidad que estamos viviendo en ese presente, para poder plasmarlo plenamente en la música. Lo bonito es cuando te das cuenta que en todo el mundo hay gente que está pasando por algo parecido, y eso nos une más y más. En cualquier parte de Europa, Asia o América, hay algo que nos une. El mundo está lleno de personas. Nosotros queremos ser honestos con las problemáticas que nos rodean y queremos enfrentarlas.

RC: Ese sentimiento también se remite a las influencias de todo el mundo, ¿no? Como japonesas en «真剣 / Shin-ken», hindués y budistas en «Aathma» o mayas en «In Lak’Ech»…

Carlos: Si, tendemos a abrazar mucha cultura mundial. Nos sentimos inspirados por mucha sabiduría global. Si bien lo cercano podría ser Andorra, España o Portugal, la curiosidad es más grande y nos beneficiamos de distintas perspectivas para comprenderlas, estudiarlas e investigarlas. Siempre intentamos agarrar lo más útil de cada concepto para poder plasmarlo de la manera más verdadera y fiel para no llegar a la apropiación cultural. Es decir, son sólo conceptos para poder hilvanarlos en un sentimiento completo que no necesite ser definido por algún país o cultura en general.
Yo soy partidario de preguntarme constantemente. Somos filosóficos y tendemos en querer cubrir de inteligencia nuestra manera de hacer música compleja, pero sin necesidad de hacernos los soberbios o como si la única manera de llegar a ese punto de realización es sí o sí leyendo a Nietzche y etc. Tanto el arte y este tipo de mensajes, tiene que ver con la manera en que la persona lo reciba e interprete. Somos todos iguales. Puedes ver la película más tonta del mundo y aún así quizá te haga conectar con algún tipo de pensamiento complejo de tu propia persona. Es verdad que leemos un montón de libros, y en lo personal me gusta leer mucho, sobre todo de filosofía. Pero no necesitás comerte 1000 libros para alcanzar inteligencia. Es simplemente la interpretación. Una conversación con alguien, o incluso paseando al perro, de cualquier manera puede llegar una conclusión o pensamiento intrincado.
Entre nosotros somos muy dispares en cuanto a ideas, pero intentamos que se refleje cada parte nuestra en cada música que componemos.

RC: Es que en lo complejo también está lo sutil, lo que decís se remite completamente a la música y a la hora de componer nuevas canciones…

Carlos: Nos la pasamos fatal (risas). Es lo peor del mundo componer (risas). Es realmente un tema. Tenemos una relación cuasi tóxica con la composición (risas). Mucha hostilidad creativa y el querer englobar miles de cosas todos juntos (risas). Cuestionamos todo lo que creamos y te admito que es un entorno de muchísima presión. Algunos de nosotros tienen fluidez con la música, otros somos más analíticos. Y esa mezcla es lo que nos define. Como un punto general, al final para nosotros, todo tiene cabida, no hacemos música ecléctica adrede, hacemos lo que nos sale pero primero sufrimos (risas). Para grabar un álbum estamos bastante tiempo y nos volvemos locos.

RC: Sobre todo convivir con varias personas también es pesado.

Carlos: Es un matrimonio donde sólo te llevas la peor parte (risas). Y eso que también te casas con las novias de los demás integrantes de la banda (risas). Somos una gran familia. Es una sensación única. La dosis justa de familia y amistad. En todos los aspectos. Siempre está el mantra de «primero la persona, luego el músico». Por eso tuvimos algunos parones e incluso dejar pasar oportunidades, pero es que el aspecto humano está primero. Es mucho esfuerzo. Pero al final no es más importante que la vida que tenemos.

RC: Vienen dando vueltas desde el 2001…

Carlos: Es que no somos robots (risas), aunque quisiéramos. Somos personas normales que hacemos música. Ni mejores ni peores, solo tenemos un sueño, sobre todo Miguel y yo, incluso de antes de formar Perséfone. Y el plan siempre fue tener una banda y tocar, hasta cuando no teníamos las habilidades. El grupo es un vehículo para aprender. Poder cumplir con las expectativas de una banda y poder sentir lo que sentimos cuando escuchamos otras bandas, con la nuestra. Tanto tiempo pasó como nada, porque es parte nuestra. Experiencia pura.

RC: El año pasado Metanoia salió por Napalm Records, ¿cuál es su sensación de fichar con ellos? Antes estaban con Core Music creo…

Carlos: Si, estuvimos con varias disqueras. Cuando empezamos nos pusimos seudónimos y conseguimos un sello francés en seguida. En el siguiente álbum, decidimos llamarnos con nuestros nombres… y no podíamos fichar por alguien. Nos dijeron una vez: «ser de Andorra es como ser de España, Italia o Mozambique», de una forma muy pero muy despectiva. Pasa mucho y no lo podemos creer, nos indigna. Y ahora por ejemplo, ser de Andorra, con más historia también, es como un elemento exótico, y todo el mundo quiere ficharnos. Ahora estamos con Napalm y es increíble, un paso más en nuestra historia. Nunca estamos del todo satisfechos, somos incapaces de agradecer lo que tenemos, así es el ser humano. Con la discográfica es igual. Todo el tiempo es querer algo más y algo más grande. Napalm es el gran éxito de nuestras vidas. Con una calidad enormemente buena para poder mostranos al mundo y estamos más que agradecidos. Y nos preguntamos, ¿cuál será el siguiente paso? (risas).

RC: Es tremendo lo que me decís de los seudónimos, acá en Argentina muchas bandas hicieron o hacen lo mismo, es como si no sos de algún país primer mundista parece como si no existieras…

Carlos: Hay un tema cultural y se entiende a duras penas. De joven pensaba todo el tiempo: «voy a cambiar las cosas». Y el sentimiento está, el tema es no dejar que eso que te indigna te carcoma. Al final, está pasando cada vez más esto de utilizar elementos «exóticos». Y al fin y al cabo, son prejuicios. A lo mejor, con los años haya más y más bandas hispanas que tengan el verdadero lugar que se merecen, como en sudamerica. Tenemos el caso de Jinjer de Ucrania, pero no se me ocurre mucho más…

RC: Acá Jinjer explotó dos veces un lugar de 2 mil personas en sus visitas.

Carlos: Es increíble. Está muy bueno eso. El mundo está un poco loco pero se está disipando eso de los prejuicios. La música tiene el mismo mensaje vengas de dónde vengas. Está todo muy distinto al menos, pero sigue teniendo sus cosas.

RC: Igual, por suerte ustedes ya casi tienen el 2023 cerrado…

Carlos: Te podría decir la respuesta típica de: «estamos muy contentos, muy felices de realizar estas giras». Pero te daré la respuesta honesta. No hay nadie en la banda que se dedique a Perséfone. Cada gira es un gasto enorme, tanto en la familia como pedir días en nuestros trabajos. Económicamente es agridulce y en general también. Es un éxito obviamente, pero es una responsabilidad muy grande dejar nuestros trabajos y vidas para realizar nuestro sueño. Tuvimos momentos que no cobramos justamente porque nos vamos. No quiero poner un pozo pesimista, pero si realista. Queremos dar todo pero a veces nos agobia y nos da vértigo el pensar que vamos a estar 20 días fuera de nuestros hogares. ¿Irá la gente a vernos? ¿No irá? Es incertidumbre pero la aceptamos. Es la respuesta más honesta que te puedo dar (risas).

RC: Es muy importante lo que decís porque hay que visibilizar y humanizar a los músicos. Están haciendo un esfuerzo grande, como bien dijiste, dejando su vida para poder llevar Perséfone a todos lados…

Carlos: Es la suerte. Estamos muy agradecidos. Es muy saludable el conocer gente de todos lados que quiera escucharnos o que ya nos conozca. Es un empujoncito para poder decirle a cualquiera que nos venga a ver que se puede. Incluso nosotros que no vivimos de esto, podemos viajar y queremos pregonar eso. La vida es un desastre de arriba abajo y no siempre sale como tiene que salir. Pero está increíble (risas). Es una experiencia única. Con los años te preparas para lo peor, pero también para lo mejor. No somos más que nadie. Es como lo vemos. Empujen siempre para adelante que se puede. Cuando vayamos queremos hablar con todos los que vengan a vernos, queremos comer asado (risas). Pero en serio, compartir con ustedes va a ser un tremendo gusto.
Ah, y muchas felicitaciones por el mundial (risas).


 

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